La luz de la Semana Santa: El arte de crear cirios que resisten al paso del tiempo

Los cirios iluminan las procesiones con velas de calidad artesanal, cuidando tanto el patrimonio cofrade como la tradición, mientras enfrentan desafíos

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La luz de la Semana Santa: El arte de crear cirios que resisten al paso del tiempo
Cirios (EFE)
Isabel Laguna
Lectura estimada: 3 min.

Que su humo y su cera no dañen las valiosas tallas de los pasos, ni sus delicadas telas; que no se consuman en las doce horas que puede tomar una procesión o que su llama aguante a la intemperie el incesante bamboleo de los pasos, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan los cirios, un exigente ingrediente de la liturgia de la Semana Santa.

Lo sabe perfectamente Arturo Soto, un empresario que, tras perder su negocio de aire acondicionado en la crisis del 2008, tuvo que reinventarse y decidió tirar de su pasión cofrade para fundar en su municipio, Chiclana de la Frontera (Cádiz), la cerería 'La Madrugá', que esta Semana Santa ha surtido de cirios y velas a más de 700 cofradías de toda España.


Doscientas toneladas de cera al año

Para las cererías ha pasado "un mes de locura", la época más ajetreada del año. 'La Madrugá' por ejemplo destina a la Semana Santa la mayor parte de las 200.000 kilos de cera que produce en velas al año.

Su fundador llegó al negocio de la cerería hace una década, sin tener "ni idea" de cómo se hacía una vela. Para aprender recurrió a un antiguo cerero de Sevilla al que le compraba los cirios para su hermandad. "Los artesanos son un poco recelosos de difundir sus conocimientos, pero él me ayudó mucho". Sobre todo le inculcó que no se trata de "coger la cera, fundirla y hacer la vela" sino de "un poco de alquimia".

Como "salir al ruedo siendo uno más era complicado", el empresario optó por diferenciarse a través de la calidad. "Eso es lo que nos ha abierto las puertas", asegura.

Cuidar el llorar de la vela

"Hoy día se valora mucho la calidad, por la importancia de conservar los patrimonios de las hermandades. Son muy caros de restaurar y los cirios encendidos tantas horas pueden estropearlos mucho", explica.

Unas velas de mala calidad, que echen humo negro o tengan químicos nocivos pueden oscurecer o dañar las tallas, las telas y sus bordados o los candelabros.

"El chorreo de la vela, el llorar de la vela, que es lo que nos gusta a los cofrades, debe ser también limpio", explica.

En busca de esta calidad él recurre a cera de abejas pura, en su mayor parte de colmenas de la zona.

Su blanqueamiento también evita procesos químicos: "De junio a septiembre, cuando el sol pega fuerte, extendemos en el suelo la cera y la removemos cada día. El sol se come el color marronáceo en 15 o 20 días. Entonces la metemos en cajones y la dejamos durante dos años. Ahí se sigue blanqueando y se va prensando".

"Mimamos la materia prima", dice, mientras cuenta que hoy se vende parafina por cera y que ha visto como algunas procedentes de China se rellenan con "granitos de plástico".

También ha tenido que experimentar para endurecer los cirios y conseguir aumentar su durabilidad, para que aguanten procesiones que pueden durar doce horas, y su resistencia a los movimientos de los pasos y a la intemperie.

"Hasta he tenido que reproducir todo poniendo cirios en un palé sobre una fengui, como si fuera un paso", bromea.

Se ha implicado también en mejorar la producción, y ha patentado un sistema robotizado y mecanizado de los "paraguas" rotatorios que se usan fabricar las velas.

Y con ese trabajo ha conseguido hacerse un hueco en "una tarta" que se reparten "entre las 8 o 9 cererías" que hay en España.

Con las velas del año pasado

'La Madrugá' ha tenido entre sus referentes a Cera Bellido, de Andújar (Jaén), con más de 120 años de historia proveyendo de velas a cofradías de toda España.

La empresa, con una decena de maestros artesanos que hacen velas con métodos ancestrales y cera de abeja 100% natural procedente de la Sierra de Andújar, ha producido para esta semana santa unos 130.000 kilos de cirio.

Una producción que se ha visto resentida por la menor demanda por parte de cofradías y hermandades de toda Andalucía, que han guardado las velas y cirios que no usaron el año pasado, cuando la lluvias obligaron a suspender muchas procesiones.

"Solo en la Madrugá de Sevilla han dejado de pedirnos unas 15.000 velas y cirios que han guardado del año pasado", explica Javier Bellido, gerente de la empresa

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