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"Para mí aquel día la mina murió", declara un entibador de la HVL

Continua el juicio por el accidente que terminó con la vida de seis mineros en el Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa

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"Para mí aquel día la mina murió", declara un entibador de la HVL
Juicio por la muerte de seis mineros en la Hullera Vasco Leonesa | Foto: Ical
José  Martín Manjón
José Martín Manjón
Lectura estimada: 2 min.

Uno de los trabajadores de la Hullera Vasco Leonesa que acudió al rescate el día del accidente en el que se perdieron seis vidas en en el Pozo Emilio ha declarado este martes en el juicio celebrado en León. El entibador y picador Óscar Gutiérrez declaró que "para mí aquel día la mina murió. Intenté aguantar, pero era imposible. Ya no había más que dar".

"Subimos el pozo y nada más llegar ya estaban cinco de los fallecidos, el vigilante estaba intentando reanimar a uno y me dijo que los mismos que estaban sacando a los heridos estaban cayendo y ayudé a salir a un compañero. Solo pude entrar una vez", detalló sobre el día de los hechos.

Respecto a las condiciones de trabajo de la zona siniestrada, comentó que "claro que había malestar" y preguntado sobre la labor del delegado minero afirmó que "esa última temporada estaba desaparecido"; la misma reflexión que hizo sobre los representantes sindicales.

El ayudante minero Abel Viñuela, destinado en la planta séptima del macizo siete, donde tuvo lugar el accidente por una invasión de grisú, manifestó que tanto en el vestuario como en la lampistería quedaba patente "que estaba todo el mundo nervioso, que estaba mal y no querían ser destinados a esa planta".

Sabía, por lo que decían los compañeros, que había mucha bóveda, mucho hueco y se produjeron muchas paradas de los panzer por subidas del gas allí toda la semana anterior "y ese día igual pararon por el grisú 12 o 15 veces. En comparación con otros macizos era mucho más frecuente. Las cantidades de gas que había en ese macizo no la había en otras".

Viñuela fue el primero comunicar lo ocurrido el día del suceso. "Cuando notamos el viento fuerte, me quedé un poco asustado, nos asomamos despacio a la galería y se veía a un compañero salir a gatas hacia nosotros. Di el aviso por el teléfono de mina a la planta de arriba para que salieran y avisé a la calle de que había un problema. Pusimos el auto-rescatador, entramos y a 15 o 20 metros encontramos a los compañeros caídos" relató sobre el día de los hechos.

El turno de declaraciones de este martes lo cerró el electromecánico Rubén Maraña Ibáñez, destinado en la planta séptima del macizo séptimo del Pozo Emilio donde ocurrió el accidente, quien declaró que a su entender "todo el mundo sabía que había bóveda. Para mí no era normal que estuvieran todo el día pitando los metanómetros. Que pasaba algo se veía". 

"Yo no me sentía seguro. Se lo comentaba a mi jefe, que no estaba en la rampla mucho tiempo porque tenía miedo", manifestó y en base a su experiencia en la compañía y en materia de seguridad, comentó que "las quejas se escuchan, pero el que manda, manda".

"Vino como un bufido de aire y marchamos al pozo, pusimos los auto-rescatadores, vimos a un compañero caído y lo sacamos. No llegué al taller donde estaban los fallecidos", manifestó sobre el día del suceso y aludió también a la situación general de la compañía minera en aquellos momentos: "Se notaba un poco en todo que aquello iba a peor".

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