Declaran ilegal la caza de 339 lobos que autorizó Castilla y León entre 2019 y 2022

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha declarado ilegal la caza de 339 lobos que autorizó el Ejecutivo autonómico entre 2019 y 2022, según ha informado la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel).

Esta organización recurrió judicialmente en 2019 ante el TSJCyL el "Plan de Aprovechamientos comarcales de lobo en los terrenos cinegéticos situados al norte del río Duero en Castilla y León", que incluía matar 339 lobos por caza durante entre 2019 y 2022.

Tras dos decisiones, primero del Tribunal Constitucional (2022) y recientemente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (julio de 2024) -esta última como consecuencia de este proceso-, el TSJCyL ha anulado dicho plan de caza, que ignoraba el conocimiento científico y técnico, así como la situación del estado de conservación desfavorable e inadecuado del lobo.

Tal "estado de conservación" lo determina la Unión Europea y no el Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, porque los lobos no son de Castilla y León, han precisado fuentes de Ascel en un comunicado.

La sentencia estima "parcialmente el recurso contencioso-administrativo interpuesto" por Ascel, "declarando nula la Resolución de 9 de octubre de 2019, de la Dirección General del Patrimonio Natural y Política Forestal, por la que se aprueba el plan de aprovechamientos comarcales de lobo en los terrenos cinegéticos situados al norte del río Duero en Castilla y León, para las temporadas 2019/2020, 2020/2021 y 2021/2022 y su anexo", según el fallo de la resolución judicial.

"Es incuestionable el daño causado por la muerte por caza de 124 lobos en Castilla y León durante las dos temporadas cinegéticas del período 2019-2021, así como los 1.847 lobos autorizados para ser matados desde 2008 hasta 2022, y por eso, la especie está en estado de conservación desfavorable para toda España", ha considerado Ascel.

Esta asociación lleva luchando desde su creación en 2000 para que los lobos sean una especie protegida y su gestión se cimente en función de su importancia ecológica, como sucede con otras especies (osos pardos y linces ibéricos, entre otros), ha detallado la organización.