El Tribunal Superior rechazó estos argumentos y reafirmó la sentencia, que condena al hombre a 21 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, y cuatro años y medio más de prisión por el delito de robo con violencia en casa habitada.
Los hechos ocurrieron en la tarde del 24 de agosto de 2020, cuando la víctima recibió una veintena de puñaladas cuando aún estaba viva y el resto, ya fallecida, infringidas con una navaja o cuchillo de al menos 2,5 centímetros de ancho y de longitud desconocida.
El acusado fue detenido en febrero de 2022, tras comprobarse la coincidencia de su ADN con el de las muestras de sangre recogidas en el lugar de los hechos.
Entonces, reconoció haber apuñalado en dos ocasiones a la mujer, de 65 años, y dijo no recordar el resto. Sí relató que había perdido los nervios tras mantener previamente con ella una discusión, dado que, según su testimonio, la víctima le habría amenazado con "tirarle del piso" que le tenía alquilado.