Con 26 clubes y 144 equipos de fútbol y fútbol sala, y el apoyo de la Diputación de Segovia, para deporte aficionado y de base
Un balón con cascabeles para Kenzo
La escuela deportiva de la Fundación Eusebio Sacristán apuesta con cientos de niños por la inclusión en el fútbol, aunque lo que menos importa es el fútbol
Kenzo dando patadas a un balón que suena a cascabeles. No ve, pero lo oye. Porque Kenzo tiene 12 años y es invidente. Le encanta la natación y llegó a la escuela deportiva de la Fundación Eusebio Sacristán a través de un convenio con una beca Rumbo de la entidad Impulsa Igualdad, cuyo objetivo es trabajar por una sociedad más justa e igualitaria.
La historia de Kenzo es la de cientos de niños con algún tipo de discapacidad (con implantes cocleares, baja visión, síndrome de down, síndrome x frágil, autismo, epilepsia, discapacidad intelectual...) que ven en el deporte una manera de disfrutar como -y con- otros niños de su edad. En el caso de León, hay medio centenar de niños inscritos en esta escuela deportiva tan especial en la que de momento sólo hay un 10% de niñas.
Para facilitar la adaptación de Kenzo, la fundación adquirió un balón singular, uno "que suena" para que el chaval pueda saber por dónde le viene la pelota. Llegó a la escuela "a probar" y el primer día le dejaron llevarse el balón a casa para que se familiarizase con tan peculiar ‘arma’. Es un balón de deportes alternativos que funciona a través de movimiento con sonidos similares a un cascabel, ya que en su interior hay seis dispositivos sonoros, para que quienes no pueden verlo puedan localizar su situación.
Kenzo no cuenta si le está gustando la experiencia. No habla. Pero parece disfrutar con la pelota, hace el calentamiento y el ejercicio técnico con guía. "Esperamos que pronto pueda incorporarse al partidillo con sus propios compañeros como guías, eso sería genial", comentan los monitores responsables de la escuela, Sergio Conty y Diego Conde (responsable del proyecto de intervención social de la Fundación).
En el entrenamiento semanal, Kenzo recibe una ayuda que emociona. La de Mario, un chico de 20 años que "se sale" de la horquilla de edad como jugador y que ahora es monitor ayudante en la escuela. Mario tiene una discapacidad intelectual del 49%, pero eso no le impide implicarse al máximo en la tarea, es feliz ayudando a los más nuevos, como Kenzo.
El fútbol es lo de menos...
En total, más de 1000 niños y niñas de 5 a 15 años juegan con al fútbol en un proyecto en el que lo que menos importa es quizá el fútbol. No compiten, sólo disfrutan. Sus pequeños jugadores tienen discapacidades físicas, intelectuales, o vienen de entornos sociales y familiares complicados, o a veces son niños normalizados de entornos corrientes. "La sociedad es diversa y nuestra escuela, también. Hemos metido esa diversidad en un campo de fútbol y hemos conseguido que el balón sea una herramienta potentísima para incluir e igualar, por eso es tan importante que todos vistan igual, con la equipación del equipo, porque aquí jugamos todos", cuenta Gemma de la Rosa, la responsable de comunicación. "A nuestra escuela nos llegan los niños por diferentes vías: niños normalizados que se inscriben directamente en nuestra web, niños que derivan ayuntamientos a través de los CEAS, asociaciones o entidades que trabajan con personas con discapacidad o problemas de entorno".
En León, los jugadores vienen de Amidown Proyecto Convivo, Asociación Auryn, Colegio Sagrado Corazón de Educación Especial y de inscripción libre. No hay aquí ningún niño derivado de los CEAS locales, como sí sucede en el resto de ciudades.
El Ayuntamiento de León aporta una dotación económica de 5.000 euros para la actividad anual de 50 niños y con la cesión del campo CHF una hora a la semana. También con la promoción de la actividad en el catálogo de las escuelas deportivas municipales. "No hay plazas libres, hasta tienen lista de espera".
Además de los voluntarios de la Fundación, en León cuentan con la ayuda del club Puente Castro y sus monitores, precisamente el club en el que empezó el director de la Escuela 100x100 Deporte, el leonés Juan Carlos Rodríguez.
El proyecto para la puesta en marcha de la Escuela 100 x100 Deporte arrancó en varias ciudades en 2020, nada más salir del confinamiento por la pandemia, con el apoyo como socios de la Fundación de Castilla y León.
Desde el año pasado tienen escuela en todas las capitales de provincia de la comunidad, además de en Miranda de Ebro (Burgos) y La Cistérniga, Medina del Campo, Mayorga y Villalón en el medio rural, y en Sant Pere de Ribas y en Vilanova i la Geltrú en la provincia de Barcelona. "La Fundación de las Cortes es mucho más que un mecenas, es un socio importantísimo con el que compartimos el proyecto. En cada ciudad contamos con la colaboración de ayuntamientos, en Valladolid también de la Diputación y algunas ciudades de empresas locales", explica de la Rosa.
Hace unos días visitaba la escuela el concejal de Deportes del Ayuntamiento, Vicente Canuria, que disfrutó como uno más pegando unas patadas al balón.