Leticia R. Gancedo: entre la emoción de ser maestra y la pasión de escribir para niños
Con su 'Polina, la pulga' (OQO), la profesora de origen leonés acaba ganar el II Premio Internacional de Álbum Ilustrado' Ciudad de Fuengirola'
Escucharla hablar de su oficio es sonreír al darse uno cuenta de que sigue habiendo gente que ama lo que hace, gente a la que le guía el entusiasmo desde que se levanta hasta que se acuesta, y esa es Leticia Rodríguez Gancedo (Santander, 1979), que nació en Cantabria pero que en realidad es leonesa porque lleva León en vena (toda su familia es cazurra, y aquí pasó gran parte de su infancia). "En realidad, me siento un poco de los dos sitios", reconoce ella, y por qué elegir pudiendo tener dos patrias chicas tan estupendas.
Entre las idas y venidas de Leticia a sus dos tierras, la vida le ha dado su plaza de maestra en el CRA de Lorenzana, y en esas anda últimamente la inquieta hija de Michel y de May, la hermana de Jorge y del cocinero Miki (chef de Umma, en Santander), que acaba de alzarse con el II Premio Internacional de Álbum ilustrado de Fuengirola con un libro precioso que se titula 'Polina, la pulga' y que se encargó de ilustrar la madrileña Mar Ferrero.
"Nunca tuve claro a qué quería dedicarme. Me atraía el mundo de la infancia, dar respuesta a sus posibles dificultades, motivarles, ver como se asombran y cómo evolucionan es algo que descubrí como monitora de tiempo libre y voluntaria", recuerda Leticia, que anda recuperándose de una lesión en un hombro mientras celebra este nuevo reconocimiento a la escritura para niños, su gran hobby.
"Tuve un primer intento frustado con la carrera de Biología y terminé estudiando Magisterio ya convencida, en la Universidad de León". Desde entonces, vive aquí. En el 2009 empezó a trabajar en la escuela pública, casi siempre en colegios rurales. En los últimos años ha disfrutado trabajando en centros de la montaña leonesa y este año está en Lorenzana, que además es el lugar donde vive (feliz).
"Me considero muy afortunada de ser maestra. Mi profesión me motiva, me inspira y me emociona", dice con una sonrisa de oreja a oreja. "Cada día en un aula se viven y se cuentan muchas historias, ser partícipe de ello es algo que realmente me llena. Me gusta ser parte de la educación de estas personitas, ayudarles a superarse, enseñarles estrategias y habilidades que puedan usar para relacionarse bien. Al mismo tiempo, me llevo siempre tanto cariño y, por supuesto, nunca dejan de darme lecciones...".
Su otra gran pasión es la literatura infantil y juvenil. Escribe desde niña. Con 18 años lee dieron una beca de la Fundación Botín. A partir de ahí, nunca ha dejado de escribir.
"A veces, simplemente era por pura necesidad de poner en papel lo que me bullía dentro, escribir puede ser terapéutico y muy enriquecedor", explica. Cuando empezó a trabajar con niños comenzó a escribir cuentos infantiles. "Me gusta contarles historias con las que se sientan identificados, que les hagan reflexionar, que les conmuevan o simplemente les diviertan. Ellos son pura inspiración. Cada día en mi aula tenemos la hora del cuento y no te imaginas con qué ilusión la esperan. He tenido alumnos cuyas vidas o entornos son realmente complicados y ese momento de escuchar un cuento, les ilusiona y emociona quizás más que el resto. ¡A todos los niños deberían leerles cuentos!"
En el 2011, cuando trabajaba en el CRA de Riello, ganó junto a susds alumnos la primera edición de un concurso nacional organizado por Ecoembes llamado 'Los profes cuentan', con el cuento 'El Barco de Luna', del que hicieron un corto precioso. "La presidenta del tribunal era Ana María Matute, que por aquel entonces ya estaba muy enferma y no pudo acudir al acto de entrega pero me hizo llegar un vídeo, que aún conservo, dándome la enhorabuena y contándome que había elegido y defendido mi historia desde el principio. Fue un auténtico orgullo que pude compartir con mis niños y sus madres, pues nos fuimos todos a Madrid a recoger el premio, ¡imagínate! una de las mejores experiencias de mi vida".
A partir de ese momento, Leticia no podía dejar de plantearse la posibilidad de publicar un libro. "Pensar que alguna de mis historias pudiera tener un hueco en la estantería de un niño me emocionaba. ¡Quería intentarlo!".
En 2019 publicó junto a Raquel Lanza 'Mamá gallina', que es un libro editado a través de una campaña de crowdfunding, del que se siente muy orgullosa, un libro que habla de convertirse en madre sin importar el modo, pues al final la emoción y el resultado es el mismo. "Aborda en concreto el caso de las mamás que no pueden quedarse embarazadas y pueden conseguir ser madres con otras alternativas. A partir de ahí me tomé mi formación más en serio".
En 2022 Leticia cumplió un sueño al publicar con una editorial tradicional su primer álbum ilustrado infantil, 'La cosecha de Ratón', junto a Mar Ferrero, que ya va por la segunda edición y está publicado también en gallego y portugués.
"Tras la publicación, Mar y yo decidimos presentarnos juntas a la segunda edición del 'Premio Internacional de Álbum Ilustrado Ciudad de Fuengirola', del que resultamos ganadoras". En esta edición, les han contado que se presentaron ciento y pico trabajos de diferentes países del mundo.
"Yo creo que es importante no dejar de soñar y de hacerlo a lo grande, ponerse objetivos y trabajar con ilusión por conseguirlos. Si no los consigues, has aprendido muchas cosas en el camino, es positivo. Pero si además, tu sueño se cumple es alucinante. Cuando me llamaron, no me lo creía...", reconoce.
El premio ha consistido en la publicación del libro en castellano y en gallego, y en una dotación económica. El álbum se llama 'Polina, la pulga' y la editorial encargada de su publicación es de nuevo OQO editora. Uno de los personajes protagonistas -el mejor amigo de Polina- es cocinero y se llama Miki, en un claro guiño al hermano chef de Leticia, por el que siente adoración.
Recogió el premio el día 24 de octubre. "Tuve la suerte de que me acompañaron mis padres a Fuengirola. ¿Qué te parece? Han sido nuestras primeras vacaciones juntos y además para vivir una experiencia como esta. Una vivencia única. Durante la semana que he pasado allí, hemos impartimos talleres y tuvimos varias presentaciones. Perdí la cuenta las veces que conté el cuento y cantado su canción", cuenta emocionada.
"El libro galardonado en Fuengirola tiene algo realmente interesante y es que viene con un código QR con una melodía para que puedas cantar las canciones que te encontrarás en la historia. Aparte ha quedado muy bonito y es muy narrable, que es fundamental", dice Leticia, que habla apasionadamente de todo lo que hace.
"¡Me siento tan orgullosa de haberlo conseguido! Es una maravilla ver cómo los niños te escuchan y te miran con tanto cariño y fascinación cuando les cuentas la historia que tú has escrito y que ahora es un libro que ocupará un hueco en la estantería de una librería, de una biblioteca o de su propia habitación".
Y cuesta poco imaginar que Leticia ya anda maquinando nuevas historias para contar a sus alumnos, y nuevos proyectos editoriales en los que embarcarse, ahora que sabe que lo suyo no era la biología sino contar historias y escribirlas.