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Un domingo para compartir y celebrar que todo va bien

Varias localidades de la comunidad celebran el 'domingo tortillero'

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Un domingo para compartir y celebrar que todo va bien
José  Martín Manjón
José Martín Manjón
Lectura estimada: 3 min.
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¿Sabes por qué se celebra el 'domingo tortillero'? Muchas historias narran que en el domingo previo al Domingo de Ramos los mozos de los pueblos se encargaban de conseguir los huevos y las patatas para que las mozas se ocuparan de realizar la tortilla para celebrar la llegada de la primavera.

No obstante, desde Tribuna, hemos querido conocer más a fondo esta tradición de la mano de la familia Martínez, que lleva tres generaciones celebrando el 'domingo tortillero' en el municipio zamorano de San Cristóbal de Entreviñas. Para conocer el 'origen' de esta tradición en la localidad, hay que remontarse a la época de posguerra. Por aquel entonces, en los pueblos la vida no era tan fácil como ahora. 

Según cuenta Julia, la segunda de las tres generaciones de Martínez que celebra la tradición, un domingo antes de que comenzase la Semana Santa, los vecinos de las localidades de la comarca de Benavente celebraban la llegada de la primavera y el paso del invierno con un evento lo más campestre posible. En tiempos de posguerra cada casa aportaba aquello que tenía para que el domingo fuese lo más ameno posible y poder celebrar que, además de pasar un nuevo invierno, se había superado la guerra

Por entonces lo que nunca faltaba en las casas eran huevos y patatas, y que hay mejor que una buena tortilla si solo se dispone de estos dos ingredientes. Las mujeres eran las encargadas de realizar los platos que después degustarían los vecinos del pueblo que podían reunirse para celebrar. 

Poco a poco la tradición fue perdiendo el tono de celebración por el paso de la guerra y pasó a convertirse en un evento algo más social. Durante la dictadura franquista los jóvenes no podían socializar demasiado, una de las pocas ocasiones que tenían en San Cristóbal era el 'domingo toritillero'. 

Un mes antes de llegar el domingo tortillero, los jóvenes pedían las casas desalojadas para celebrar allí sus comidas. Durante un mes las cuadrillas adecuaban la casa para que esta pudiese acoger una de las celebraciones más esperadas del año. Cuando llegaba el último domingo antes de Semana Santa, los jóvenes iban de casa en casa pidiendo los ingredientes para dar de comer a sus amigos. 

Una vez lo tenían todo y llegaba el domingo comenzaba la "fiesta", todos celebraban el poder compartir tiempo de calidad sin ningún mal mayor. Como cada pandilla de amigos organizaba su domingo tortillero en una casa, o en una bodega, los y las jóvenes iban poco a poco visitando cada casa para socializar unos con otros y tener la oportunidad de conocer gente que en otro contexto no podría haber conocido. 

A medida que pasaba el tiempo y las cosas mejoraban para la población española, la celebración perdía poco a poco ese valor social de compartir lo que tenías con tus vecinos. Y año tras año el domingo tortillero dejó de ser solo de tortilla, como cada casa aportaba aquello que tenía y los tiempos eran mejores, llegó a haber carne, flan y otros postres típicos como las flores, el arroz con leche o la leche frita

Llega la democracia y con ella la libertad de reunión, las personas ya no tenían la necesidad de esperar a una fecha marcada para salir juntos o para pasar un buen rato sin tener un motivo especial. Una vez más el país sigue avanzando, la escasez de alimentos es claramente menor, ya no hay porque compartir, cada uno tiene lo suyo y los jóvenes ya no necesitan una fecha para juntarse.

Todas estas características van en contra de la celebración del 'domingo tortillero', un domingo en el que se luchaba por ser uno, por compartir lo poco que tenías con la intención de que todo fuese a mejor en los años venideros. Algo que se consiguió, pero que no acabó con la celebración. Será con motivos diferentes, sin tanto amor por el prójimo y sin compartir lo poco que se tiene, pero en San Cristóbal de Entreviñas los lugareños siguen celebrando este domingo tan especial. 

Hoy en día en este pueblo zamorano pegado a la provincia de León, las casas se siguen pidiendo, no al nivel de épocas pasadas, pero se sigue haciendo. Lo peor de todo, es que los vecinos ya no se juntan como antes, ahora lo hacen las familias para celebrar que en el pasado no todo fue tan bien como va ahora. 

No obstante, siempre que se celebra algo es por una buena causa, sea cual sea. Ahora la famila Martínez, se reune en casa para celebrar que pueden estar todos juntos y pueden disfrutar de la compañía de los suyos. Una tradición que los más jóvenes de la familia continuarán realizando para que los malos momentos que atravesó el pueblo no caigan en el olvido. 

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