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Clásico

Misión sostenible

Por María Teresa Pérez Martín

Ciudades regenerativas


Las ciudades son núcleos de población que se desarrollan en un mundo globalizado, que actualmente se siente forzado a desarrollar su capacidad transformadora, agitando sus propios fundamentos. Un mundo invitado a entrar en la era de la sostenibilidad, como antesala necesaria para conseguir implantar un sistema global regenerativo, que permita reconstruir el capital natural y restaurar los servicios ecosistémicos que suministran aire limpio, agua potable y alimentos, además de ser imprescindibles para garantizar la resiliencia a largo plazo. El reto no consiste únicamente en gestionar el aumento de la población mundial, sino más bien en cuestionar ciertos estilos de vida insostenibles. La humanidad está llamada a reducir las emisiones de carbono que genera, reduciendo la inversión en combustibles fósiles, que siguen ardiendo hoy en día, con el fin de facilitar la transición energética hacia fuentes de energía renovable. Tendrá, además, que empezar a pagar las facturas que está recibiendo del planeta, mientras encuentra la manera de responder a tres desafíos: armonizar a nivel global el sentido de justicia, en términos de igualdad y equidad; destinar la inversión de recursos a la puesta en marcha de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e impulsar la innovación para descarbonizar la cuarta revolución industrial.

 

Las ciudades crecen, además, en un mundo incierto, donde el futuro ya no es una extensión del presente, sino un futuro resiliente. En este contexto, las ciudades tienen que operar la transformación en un panorama económico inestable: con nuevos modelos de trabajo híbrido (teletrabajo/presencial), con tendencias sociales que originan cambios en la movilidad y en el valor de la propiedad inmobiliaria y con la obligación de proporcionar una cadena de suministro de energía y alimentos, que sea sólida y resistente. En algunas partes del mundo, las ciudades crecen seducidas por la digitalización de los servicios, lo que supone el aumento del almacenamiento de datos y el consecuente crecimiento exponencial de la demanda mundial de energía. La aceleración del uso de la tecnología necesita, igualmente, una capacitación adicional del talento humano, tanto en las empresas como en el sector público, así como una carta de derechos digitales y sistemas robustos de ciberseguridad.

Todos estos cambios, acelerados por la pandemia, son asimilados por las ciudades de manera diferente, en función de sus estructuras de gobierno, liderazgo, finanzas y circunstancias socioeconómicas y medioambientales. Mientras que algunas apuestan por implantar la inteligencia artificial para garantizar el buen funcionamiento de la urbe, en otras, sin embargo, se aprecia una mirada más humana a la hora de diseñar su desarrollo, centrándose en nuevos modelos urbanísticos de proximidad o de cortas distancias (la ciudad de los 15 minutos), donde se fomenta el comercio local frente al comercio online o se investiga nuevos modos de garantizar la movilidad en el entorno urbano.

La ciudad regenerativa se presenta como un espacio donde se cuida el medio ambiente, en especial el uso del agua y se presta una atención a la biodiversidad, no solo como elemento estético, si no como proveedora de salud y bienestar. La regeneración se extiende a sus habitantes que están invitados a participar en el diseño del espacio que comparten, y en el fomento de la economía local circular. El objetivo es construir ciudades ciudades sanas, autosuficientes, resilientes, climáticamente neutras, inclusivas, ágiles e inteligentes.

 

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