Después de tanto oír hablar de ella estas navidades, no me he podido resistir. Por fin he sabido quién es Emily Pellegrini, la mujer más sexy del momento. Se ha hecho famosa en el mundo en pocas semanas y no es de extrañar, es realmente bella, con una sonrisa cautivadora, tanto que un montón de famosos, deportistas y millonarios la escriben por privado en Instagram para concertar las citas más lujosas que los mortales corrientes nos podamos imaginar.
El único problema que tiene la buena de Emily es que, en la cruda realidad, no existe, aunque cause furor. Es una modelo creada a través de Inteligencia Artificial, que está confundiendo a tipos normales y a personajes con repletas cuentas bancarias. Está haciendo ganar dinero fácil a su creador (más de 10.000 dólares al mes). Al parecer, un tipo listo para el negocio en redes sociales.
Presuntamente, la señorita Pellegrini tiene 23 años, reside en la ciudad norteamericana de Los Ángeles, muestra sus encantos a través de fotografías y vídeos atrevidos en la plataforma de pago Fanvue, se publicita en su perfil de Instagram como "una chica amorosa de la diversión" y -esto es real- ha conseguido en apenas cinco semanas casi doscientos mil seguidores en esta red social. Y subiendo como la espuma. Hasta los medios de comunicación más serios se han hecho eco del fenómeno que está generando la chica.
Emily Pellegrini es la demostración palpable de lo sencillo que es engañarnos a todos, del peligro que conlleva la Inteligencia Artificial si no se regula adecuadamente y de que cada año que pasa pertenecemos a un rebaño humano más global, más grande, incluso más estúpido. Estamos siendo manipulados descaradamente por quienes manejan sin escrúpulos ni transparencia la tecnología, mientras el personal se dedica manera prioritaria a superar los problemas terrenales del día a día.
Hasta la fecha, el uso inapropiado de la imagen, del sonido y de los textos en el ámbito tecnológico consigue que seamos capaces de creernos cualquier memez. Los maliciosos expertos en el tema nos venden cualquier moto y nosotros la compramos, a veces sin oponer un mínimo de resistencia racional. El mundo fake en el que vivimos consigue que nos creamos montones de bulos y mentiras descaradas, mensajes intencionados que siempre tienen algún oculto -o no tanto- beneficiario.
Los contenidos elaborados con AI para las redes sociales deben ser identificados con alguna marca o símbolo que lo advierta (a ver si espabilan los gobiernos del mundo desarrollado). Todas las personas, con mayor o menor formación, somos objeto de engaño por espurios intereses ideológicos, económicos, políticos, religiosos, en conflictos bélicos, etc. Nadie está libre de ser manipulado por la moderna y aparente realidad virtual.
El ideólogo de Emily Pellegrini ha anunciado ya que creará más modelos femeninas de éxito con AI. La próxima será pelirroja, ha escrito en redes sociales, mientras mantiene su anonimato. No es de extrañar con el éxito que está teniendo con su primer producto de mercado y los pingües beneficios que le están proporcionando.
El tipo en cuestión también es un emprendedor, que apelando a concretos instintos básicos de machos y hembras y al moderno sistema de las plataformas de pago en redes sociales gana dinero. Él no engaña a nadie, la idea es la más vieja del mundo: una chica bonita le gusta a casi to quisqui.
Ante la duda y para no ser más vulgar, busquen en Google a la joven Emily.