Nunca había sospechado que emprender un viaje y escribir un libro guardasen tantas similitudes. Que ambas cosas participasen de idéntico resorte, que compartiesen pareja aspiración de descubrir nuevos mundos y conquistarlos, y que después de recorrer todo el periplo, a la llegada a la meta acabase resultando, sorprendentemente, que en realidad ha sido uno mismo el principal revelado y sometido, pues tanto el viaje como la escritura se quedan dentro para siempre, configuran la propia percepción de las cosas, y una vez comenzado a sentirse viajero o escritor, la sensación se cuela en el poso del alma y no hay manera de dejar de serlo.
La aventura que ha venido de la mano del libro surgido de este blog ha sido ya tan intensa y emocionante, que cuesta creer que solo lleve un mes de existencia. Este texto sobre viajes me ha hecho visitar muchos lugares y vivir experiencias inolvidables; estas historias sobre seres humanos me han permitido conocer a muchas personas en patios de butacas, bibliotecas y librerías, en tardes de presentaciones y firmas de ejemplares; las palabras escritas un día me han proporcionado momentos imborrables de conversación y entrevistas; y las imágenes tomadas en sitios lejanos han acompañado el nacimiento de muchas otras nuevas, plenas de cercanía y apertura del corazón.
Como regueros de lucecitas parpadeantes, los libros han ido dispersándose por hogares y casas, han ido poblando otras vidas e iniciando sus trayectorias propias, separadas de la mía. Me he identificado con una madre que, sintiendo un vínculo profundo común de carne y sangre con su criatura, sabe sin embargo que un día deberá darle alas para despegar en su vuelo y se alegra cuando alborea su madurez para hacerlo, a pesar del regusto agridulce del desgarro. He escrito dedicatorias en las primeras páginas de los ejemplares como cuando se bordaba el nombre en la ropa del hijo para ir al internado de la capital: intentando con todo primor y esmero presentarlo pulcro, bien educado, con las recomendaciones del alma bien leídas y asimiladas. Mientras en el fuero interno se intuye, sin atreverse a reconocerlo expresamente, que en breve saldrá para siempre de nuestro regazo, que recorrerá su camino de la vida, que suscitará afectos hondos y creará lazos indisolubles con otras personas, que ya no serán los nuestros. Que, de algún modo, dejará de pertenecernos, si es que alguna vez lo hizo.
Y así, la primera edición se ha agotado, distribuida entre lectores mayores, jóvenes y niños; entre quienes lo han adquirido para sí y quienes lo han regalado envuelto en cariño. He ensoñado las caricias de las miradas atentas recorriendo e interpretando las páginas, he imaginado los momentos íntimos de la entrega, convertidos en un recuerdo que atesorar... pero esas serán otras historias, alimento de otros libros.
2024 viene provisto con la ilusión de alumbrar la segunda edición, que saldrá de las prensas ya en sus primeros días. Con ella, más vivencias, más itinerarios, más gente a la que conocer y de la que aprender. Y rebosante de gratitud por poder vivirlo todo a vuestro lado. Eso lo hace verdaderamente especial.
Feliz Año Nuevo, queridos lectores.
Sonsoles Sánchez-Reyes, El alma en los viajes. Editorial Cuadernos del Laberinto.
https://www.cuadernosdelaberinto.com/Historia/sonsoles_sanchez_reyes_el_alma_en_los_viajes.html
Fotografías: Gabriela Torregrosa