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Por Emilio Rodríguez García

¿Sabes cómo te espían?


Hace un par de semanas abrí la espita de la privacidad y, debido a varios comentarios interesados en más información, he decidido hablar más sobre el tema.

Lo primero es ser conscientes de que absolutamente todo lo informático/digital genera una huella que permite conocernos o hacer seguimiento de nuestra actividad. Partamos de la base de que no existe la privacidad en el entorno digital.

¿Cómo empezó todo? 

Larry Page y Sergey Brin se conocieron en la Universidad de Stanford. En 1998, fundaron Google con su innovador motor de búsqueda, transformando la forma en que accedemos a la información en la web.

En los primeros años, Google contaba con mucha inversión pero poca facturación. Ante la posible pérdida de inversores, decidieron crear en 2000 Google AdWords, su plataforma de anuncios con el objetivo de ingresar dinero rápido. Los anuncios se orientaban a los intereses de los usuarios que los visualizaban, por lo que conocer a dichos usuarios, sus inquietudes e intenciones, se trazó como necesidad imperiosa para el éxito del servicio.

En ese momento es cuando se inició la cultura de los datos. Seguro que os ha pasado que después de hablar sobre un producto o un problema personal, os aparecen anuncios relacionados con ello en el móvil o en el ordenador. Nos espían, nos analizan y nos ofrecen lo que consideran que necesitamos. Así de simple es.

Como decía mi abuela Pilar: al médico, al cura y al juez no hay que mentirles; ahora podríamos añadir que a Google tampoco, aunque lo hagamos por desconocimiento. El buscador seguramente sepa más de tí que tu pareja, amigos y familiares. Incluso puede que te conozca mejor que tú a tí mismo.

Reflexiona acerca de las búsquedas que realizas en internet: regalos de cumpleaños, píldora del día después, psicólogo, evasión de impuestos, etc. Hasta hace unos años, los buscadores (con Google a la cabeza) se limitaban a recopilar la información que nosotros generamos para ofrecernos una publicidad de nuestro interés. Ahora, con el uso de algoritmos de predicción ya no se quedan sólo en ofrecer lo que necesitamos, sino que nos ofrecen lo que podríamos llegar a necesitar. Crean la necesidad.

Para que pongamos en contexto todo lo que estamos hablando, os dejo un par de cifras:

  • Al día, se hacen alrededor de 5.6 mil millones de búsquedas en Google en todo el mundo. Registradas, monitorizadas y asociadas a perfiles de usuarios.
  • Alphabet -matriz de Google- genera un 80% de sus beneficios a través de la publicidad. Nadie quiere matar la gallina de los huevos de oro.

Poderoso caballero es don dinero. Google inició el camino pero ahora mismo prácticamente cualquier empresa digital lo está siguiendo. Aquí en España tenemos el flagrante caso de La Liga que utilizó los micrófonos y GPS de los teléfonos para identificar qué bares emitían el fútbol sin licencia. Por supuesto, sin conocimiento de sus usuarios, aunque hubieran aceptado (sin saberlo, por no haber leído) tal situación en las condiciones de uso de la misma.

Os he puesto el ejemplo de las búsquedas de Google. Ahora sumar vuestros relojes inteligentes, las aplicaciones que tenéis instaladas, el GPS, los eventos del calendario, los documentos y presentaciones, los asistentes de audio, televisores smart-tv, timbres digitales, wifi gratuitas, datos médicos, etc. En la industria digital nadie regala nada: nuestro tiempo, datos y atención, valen dinero y les hemos abierto las puertas de nuestra vida de par en par.

¿Qué conoce Google de tí?

Si tenemos una cuenta de Google activa, podemos entrar en los siguientes enlaces para conocer lo siguiente:

En la siguiente imagen podemos ver cómo representa Google los lugares que un usuario ha visitado tan sólo llevando su teléfono móvil encima. Asusta no ser conscientes de que exponemos tanta información, ¿verdad?.