Esta semana el medio de comunicación Redacción Médica volvía a destacar por una de sus muchas noticias con escasez de ética profesional. Publicaba y hacía eco de ello en las redes el titular: "Los médicos tiran muchas fichas a enfermeras; si quieres pillar, lo haces". Y precisamente, tal como habían planificado, la reacción no tardó en llegar más de unos minutos.
Médicas, médicos, enfermeras, enfermeros y otros profesionales. Twitter se llenó de comentarios entre los que trataban de ridiculizarlo asintiendo y exagerando hasta los que preferían reflejar lo lamentable del artículo escrito, tal como constaba en la web, por Guillermo Belinchón. Tras la masiva reacción, SATSE (sindicato de enfermería) y el Consejo General de Enfermería pidieron la retirada y disculpa por parte de la editorial.
Sin embargo y, contra todo pronóstico, Redacción Médica no solamente no retiraba el artículo sino que lanzaba uno nuevo diciendo: "SATSE ataca la libertada de prensa para censurar una realidad de la sanidad". Esta provocación terminó por colmar el vaso con nuevos comentarios, esta vez más duros. Eso sí, en el artículo dejó de salir el nombre del periodista, sustituyéndose por la propia editorial.
Para las enfermeras no es una novedad. Redacción Médica ataca persistentemente al colectivo, aunque no se conocía una forma tan humillante e insultante hasta el momento. En el medio escriben periodistas y médicos, pero ninguno ha hecho comentarios en sus perfiles particulares de las redes sociales al respecto. De hecho, algunos tuvieron menor actividad de la habitual, tratando de disimular la situación.
Esta web poco tiene de medicina o actualidad si se revisa su contenido de forma sistemática. Desde la promoción política flagrante que se produce en épocas electorales hasta el contenido más parecido a un programa del corazón, sus artículos extremadamente subjetivos y sin rigor tratan de orientar al lector hacia una postura concreta. Los titulares dignos de los medios menos profesionales sirven para garantizar una visita que bien vale un anuncio.
En los últimos años se ha reforzado el equipo sanitario como algo indivisible y con relaciones excepcionales. Profesionales de diferentes titulaciones que trabajan mano a mano, con confianza, seguridad y buen ambiente. De ahí las respuestas de médicos desautorizando un titular que deja a las enfermeras a las puertas de la prostitución hospitalaria y a los médicos como los contratistas del servicio.
El gran problema de estas burdas noticias es que no solo son falsedad, además deterioran la imagen de la profesión. Tratan de hacer un mal chiste en un ambiente ya caldeado por sus continuados ataques y desprecios. El propio hecho de que el personal médico se rebele, demuestra que, efectivamente, son contenidos que carecen de lógica alguna y que se hacen sin tener capacidad de bromear.
Como último, el hecho de que Redacción Médica retirase el nombre del autor pero no el contenido, es la mayor muestra de cobardía que se puede hacer cuando no quieres reconocer el error. Si le añades una teoría de ataque a la libertad de prensa, queda recordarles que la Constitución exige que la información sea veraz. De no hacerlo, es una nueva prueba de que no son un medio informativo como tratan de proyectarse.
El personal sanitario tenemos la gran ventaja de que, a excepción de los bebés adultos que hay en cualquier sector, sabemos aceptar las bromas y los chistes. Sabemos mantener un ambiente de trabajo distendido que reduzca el estrés. Sin embargo, para que algo gracioso pueda tomarse como tal, influye mucho quién, cuándo y cómo lo dice. Y en el caso de Redacción Médica, han olvidado que no son los adecuados con su trayectoria clasista y generadora de odio.